lunes, 9 de junio de 2008

El "gran desconocido para las empresas"

La opinión de nuestros técnicos
A pesar de que las empresas pueden aplicar deducciones fiscales por actividades de investigación, desarrollo e innovación tecnológica (I+D+i) desde el año 1995, estas deducciones siguen siendo una “gran desconocida para las empresas”. Es cierto, que hasta el 2003, las empresas podían tener recelos para su aplicación. La terminología confusa y las diversas interpretaciones que se pueden hacer de lo que es o no es I+D+i, hacían difícil su justificación frente a la Agencia tributaria.

Pero a partir del 2003, con la aprobación de un reglamento, la seguridad jurídica de las empresas en estas deducciones es del 100%. Una seguridad completa para las empresas que se aventuran a las deducciones de I mas D siempre que confíen sus proyectos a consultores solventes con amplia experiencia en este tipo de proyectos.

Nuestra experiencia de más de 5 años dando a conocer las enormes ventajas que tienen los incentivos fiscales por I+D+i en las empresas, nos ha permitido identificar 8 fases por las que pasa una empresa en su “encuentro” con las deducciones por I+D+i.

1. El primer contacto. Siempre es difícil. Las empresas suelen asociar las deducciones fiscales de I+D+i al resto de ayudas y subvenciones. En muchos casos, han tenido experiencias poco alentadoras con la solicitud de ayudas. Su primera reacción es “esto es más de lo mismo, no me interesa”

2. Sorpresa, ¿incredulidad?. Si se supera la fase anterior, y la empresa acepta recibir más información sobre el tema, realmente ve en ellas un recurso de primera categoría para financiar sus proyectos, sin los impedimentos y dificultades que tienen las ayudas.
3. Vuelta atrás. Cuando la empresa realiza consultas sobre lo que se ha presentado a sus decisores internos, estos suelen presentar una desconfianza totalmente comprensible, y suele producirse una vuelta atrás. El asesoramiento continuada y calificado por parte de una consultora con experiencia es fundamental en esta fase.

4. La decisión. La decisión final sólo se produce cuando existen ciertas garantías de éxito. Esto se consigue haciendo una pre-evaluación de los proyectos potenciales de I+D+i que puede tener la empresa. Mediante la experiencia de los técnicos, cuestionarios, consultas a expertos tecnológicos y manuales de referencia se consigue un porcentaje de éxito de casi el 100%.

5. Multiplicando los gastos x 2. Curiosamente, los gastos que dice aplicar la empresa para I+D+i, son muy inferiores de los realmente deducibles. Es habitual multiplicar los gastos por dos, incluso más. Un proyecto de I+D+i tipo tiene unos gastos anuales desde 150.000 hasta 600.000 €, dependiendo de los objetivos de investigación y los medios necesarios para llevarla a cabo. Aunque a este respecto, hay que señalar, que cada proyecto puede tener una inversión muy diferente.
6. El primer proyecto. Sirve para que las dos partes se conozcan, que la empresa entienda los puntos clave para documentar un proyecto de I+D+i y para establecer la estructura de innovación de la empresa.
7. Satisfacción. La obtención de la certificación es la mejor manera de demostrar el éxito del proyecto.

8. La I+D+i como factor clave de competitividad. He observado como muchas empresas con las que se realizaba un proyecto de deducciones fiscales, como algo accidental, han reestructurado sus negocios, sus departamentos, para realizar proyectos de forma continuada todos los años. Eso demuestra la validez de estos incentivos para mejorar la competitividad de las empresas.

Concluyendo, el problema más importante que encuentro en las empresas es el desconocimiento y desconfianza en un sistema de ayudas inmejorable. Una vez superados los miedos y desarrollado un primer proyecto, la empresa llega a cambiar su Estrategia Global, usando la I+D+i como un factor clave y no como un accidente en el camino.

¡ Bienvenidas sean las deducciones por I+D+i !

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